CLUB DE LECTURA: (reseña escrita por Araceli de la Torre Yubero)


Una experiencia enormemente positiva. Esta es la frase con la que se resume la sensación de los tertulianos y tertulianas que asistimos a la sesión del Club de Lectura. Un encuentro donde contamos con la presencia del propio autor relatándonos cómo deconstruyó y reconstruyó su novela “La edad de la ira”, un trabajo muy concienzudo, en realidad un estudio de investigación transformado en literatura. Nos cuenta que encuestó a más de 100 profesores de secundaria y a otros tantos alumnos, que, una vez redactadas sus cerca de 250 páginas las tuvo que “tirar a la papelera”, muy a su pesar, y reescribir de nuevo para dar un formato más dinámico a la historia. “Siempre empiezo los libros por la mitad y luego vuelvo al principio “.



Quería una obra, nos dice, anti-instituto, donde los problemas no se resuelven, quedan abiertos bajo muchos puntos de vista, porque “hay situaciones que son muy complejas de manejar“ y “al final, todos tenemos nuestras razones”. Desea reivindicar al adolescente y sacarlo del tópico. “Todo lo que pasa en la novela tiene efecto mariposa” y hay pequeñas historias, que se cuentan como de pasada, que él ha vivido, por eso “respira realidad”. Puntualiza: “esto lo escribí pensando en los que no están, sobre todo los medios de comunicación”.
Una lectora interviene comparando el comportamiento de su época y las opiniones de entonces con la realidad actual, “es una novela para reflexionar” concluye.
Javier, el profesor de Lengua, lo interpreta con un enfoque “poliédrico porque tiene muchas vertientes”.
El diálogo con Fernando se hizo ameno y enriquecedor, no solo se habló de su obra, sino también de la Educación, con mayúsculas, (los recortes aparecen en la novela como tema de fondo), ámbito en el que nos demostró estar muy implicado tanto por sus conocimientos, es profesor de Secundaria y Bachillerato y escritor, como por sus actividades de voluntariado con chavales adolescentes y de colaboración para abordar nuevas metodologías de enseñanza, acorde con nuestra nueva sociedad, para hacerla más atrayente a los jóvenes de hoy. Pese a todo, con sus satisfacciones o sus decepciones, “la educación es algo invisible”, explica.
Contar con su testimonio fue todo un lujo, y las aportaciones de todos los participantes, incluyendo a Rosa Mª Díez, directora del IES Delicias, y a Javier Voces, Jefe de Estudios, del departamento de Lengua y Literatura, dinamizaron la reunión.
Nos quedamos con una moraleja: “a pesar de la dureza, precisa el autor, hay pequeñas victorias en el libro”.
Le agradecemos su asistencia totalmente desinteresada y la pasión con la que transmite sus ideales con un aplauso sincero. La ocasión lo merece.



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